El ser humano se encuentra en una constante búsqueda, trata de explicarse quién es, lo que pasa en su interior, en su pensamiento, también pretende entender lo que sucede a su alrededor y como es que vive su realidad.
Necesita saber cuales han sido las fuerzas y los valores mueven la vida y el espíritu de su grupo social y de otros, como es que se han adquirido ideas o facultades que se expresan en estilos o conductas a los que se les atribuyen valores, mismos que son compartidos, lo que le ha dado sentido a la vida a través del tiempo, en diferentes lugares, adaptando con flexibilidad los medios y los fines, las formas y los procesos a necesidades y circunstancias determinadas desde enfoques distintos.
Las expresiones como el arte, la literatura, la filosofía, la danza, la música, la arquitectura, la pintura, el diseño, funcionan como testimonio de las experiencias del hombre, sus percepciones y sensaciones, las ideas, fantasías, y lenguajes con los que se dirigen los grupos, la forma en que los procesos de comunicación usan cualquier aspecto de la vida cotidiana para convertirlos en signos, que gracias a los procesos de comunicación se organizan en sistemas dando lugar a la cultura y convirtiendo al mundo en un aparato semiológico.
“Definimos la vida cotidiana como las concepciones y percepciones de la realidad que en sus diarias prácticas comparten los integrantes de un grupo social”
Desde esta perspectiva semiológica, una de las formas de estudiar a la cultura, la vida cotidiana, las manifestaciones de los grupos sociales es aislando los procesos de comunicación, los lenguajes, los códigos, de su contexto tanto histórico como de ubicación, a esto la semiótica lo llama un acercamiento sincrónico, aunque también es posible que se tome un grupo social determinado, en un contexto y en un periodo de tiempo con el que se pueda analizar un proceso que ha sufrido transformaciones, alteraciones y/o evolución.
Considerando que toda comunicación visual es cultura y que el diseño gráfico es comunicación visual, se puede afirmar que “el diseño es una característica básica de lo humano y un determinante esencial de la calidad de vida, que afecta a todas las personas en todos los detalles de lo que hacemos cada día.”
Es de acuerdo a las necesidades de los grupos sociales y como se ha mencionado para dar sentido a la vida que el ser humano otorga significados a las formas, como parte de una capacidad de abstracción del lenguaje. Es así como potencia la transmisión de conocimiento, valores, procesos, ideas procesos de pensamiento y procesos de creación a generaciones posteriores.
Los signos que arroja la vida cotidiana, es decir todas las cosas que adquieren sentido para alguien, son de diferentes tipos, pertenecen a diversos lenguajes y formas de entendimiento entre los individuos. Van desde las palabras, los sonidos, los gestos, las posturas, la vestimenta, los códigos musicales, la comunicación visual, pues todo hecho que comunique es parte de la cultura.
Todos estos signos además, guardan determinadas relaciones de acuerdo con tres dimensiones: la sintáctica, que como parte de un sistema, de un ordenamiento, de una organización para su funcionamiento permite que entre los signos existan relaciones que pudieran ser de orden estructural; la semántica es la relación que tiene el signo con su significado y por último la pragmática que es la relación que guarda el signo con sus usuarios.
El diseño es una actividad humana, de cierta forma subjetiva, se manifiestan su parte psicológica y emotiva a través de la creatividad.
“La creatividad es un proceso, una característica de la personalidad y un producto. Las personas que hacen cosas creativas (productos) hicieron con determinados procedimientos (procesos) y actuaron de determinada manera (características de la personalidad.”
Como disciplina pretende satisfacer necesidades específicas dentro de la comunicación visual y lo hace a través de la sistematización, planeación, estructuración y configuración de mensajes que resulten significativos para su entorno y su medio social.
Es importante hacer conciencia de que el conocimiento en el campo del diseño se hace desde una visión contemporánea, es decir, miramos el pasado a través de los ojos del presente aún contando con herramientas que nos ayudan a reconstruir contextos.
Un contexto interesante es nuestro país viviendo el romanticismo.
El periodo de la Revolución francesa, presentó como un hecho importante la creación de distintas academias en áreas como la ciencia, la historia, las artes y la lengua, generando grupos sociales que compartían salones, tertulias y clubes. Con este hecho se establecieron algunos criterios de verdad, se incorporaron procedimientos definidos por un método como la observación, la experimentación, el cálculo y la medida y se le dio a la razón instrumental un lugar preferencial frente a la razón teórica. El siglo XVIII fue una época de clasificación en la que se rindió culto a la razón y a la ciencia. Le siguió otra que otorgó privilegio al sentimiento y buscó la verdad en las artes.
En el romanticismo, los grupos sociales que se encargaron de dejar testimonio de sus ideas encontraban fascinación por la naturaleza, otorgaban un gran valor a la dimensión histórica, rendían culto a la libertad artística y política y su arte lo dirigían a cualquiera que tuviera la posibilidad espiritual de comprenderlo.
Como una de sus manifestaciones se encuentra la poesía que en sus signos como conceptos coloca la patria, la historia, la naturaleza, los sentimientos, la religión y la sociedad.
“La novela romántica mexicana exaltó el amor, condenó la ambición y los opuso entre si. La ambición va dirigida por lo general a hacia los objetos materiales, lo concreto, la riqueza , lo artificial y el lujo. Confunde en vez de aclarar, ciega. El amor apunta en dirección a lo abstracto, lo espiritual, los valores, lo natural y, si no a la austeridad, cuando menos al recato en la acumulación de bienes. Ilumina y ayuda a encontrar el camino.”
Lo que otorgaba sentido a su vida era además el valor que otorgaron a la conquista española, a la guerra de Independencia, al mundo indígena, a la época colonial, que finalmente dieron cuenta de una corriente intelectual que estableció una forma de concebir la cultura nacional.
El siglo XIX vio en Europa y América Latina procesos de transformación de antiguos regímenes a los modernos, de colonias a naciones independientes, del campo a la ciudad.
Ese intercambio en ambas direcciones hizo que algunos viajeros utopistas europeos y estadounidenses encontraran en México un lugar propicio para realizar experimentos fructíferos pues en sus países los procesos de civilización habían terminado con algunos aspectos de la vida.
Alexander von Humboldt lleva a Europa su trabajo transdisciplinario hecho en México, contribuyendo a despertar el interés europeo en el país y logrando que posteriormente llegaran a México viajeros distinguidos que en otros campos del conocimiento y las artes pusieron en marcha sus proyectos, claro está una vez que se consiguió la Independencia.
Un ejemplo muy claro es el caso de Claudio Linati quien se propone establecer una imprenta litográfica junto con Gaspar Franchini pare elaborar mapas topográficos y enseñar gratuitamente el arte de la litografía.
A través de un arreglo de intercambio logró establecer el taller, logrando publicar una emisión periódica que incluía artículos históricos, políticos de Europa y algunas imágenes. Posteriormente se alcanzaron a mezclar sus publicaciones con la política de México y las autoridades no encontraron conveniente que continuaran con esta labor por lo que tuvieron que salir del país.
Formaron al primer litógrafo mexicano, José Gracida de origen oaxaqueño.
En las imágenes que se produjeron inicialmente, se retrata la estratificación social, racial y ocupacional del país, generando de alguna manera ideales.
Es en este período que se establece la cátedra de litografía en la Academia de San Carlos, específicamente en el año de 1831 ejerciendo la titularidad Ignacio Serrano.
Se abrieron también talleres públicos y aunque los oficios de impresor, dibujante, litógrafo y encuadernador se encontraban con claridad diferenciados, eran interdependientes por lo que dieron lugar a la creación de distintas casas editoriales, involucrando así la participación de diferentes individuos inmersos en una comunidad o grupo social que comparten códigos.
La litografía fue usada para publicar portadas de libros, música, periódicos, etc., haciendo mas atractivas y didácticas las publicaciones.
“Para el arte tipográfico, la litografía significa una renovación total en el procedimiento ilustrativo, pues pueden hacerse obras y periódicos completamente ilustrados que presenten homogéneo aspecto.”
Pudiera ser considerada como un indicio del crecimiento de la cultura letrada la fuerte expansión que obtuvo la imprenta y los oficios en torno a ella en este siglo (XIX), destacan la de Andrade y Escalante, Joaquín Moreno, Mariano Villanueva y José Mariano Fernández de Lara por sus posibilidades económicas, había también talleres como el de la Testamentaría de Murguía que contaban con imprenta y taller de litografía. Entre otros, talleres litográficos reconocidos eran también T. Debray (que da lugar a la publicación Álbum del ferrocarril mexicano, con litografías a color, permitiendo el nacimiento de un nuevo concepto: la cromolitografía), Hesiquio Iriarte, Jean Decaen, Manuel Rivera, Hipólito Salazar, Luis G. Inclán, registradas en 1865 en los padrones del Archivo General de la Nación.
Como casas editoras se establecieron García Torres, Editorial Murguía, Casa Editora de Lara, Juan R. Navarro, Casa del Llano y Compañía, la empresa editorial Ireneo Paz, entre otros, su desarrollo se alcanzó diferentes estados de la República, como Puebla, San Luis Potosí, Yucatán, Aguascalientes, Michoacán y el Estado de México.
No se sabe con certeza en qué medida el desarrollo de la industria editorial incrementó el número de lectores, pero si es una realidad que se puso a disposición del público libros de diversos temas, compendios de leyes, revistas literarias, musicales, científicas y de entretenimiento, periódicos, traducciones de textos clásicos y de moda.
Pensando en un lenguaje una herencia de épocas precedentes y como un producto que no queda mas que aceptar tal como es, los hechos antes mencionados dan muestra de que esta afirmación carece de la consideración de los códigos inmigrantes. Es decir, los acontecimientos ocurridos en México le dieron un carácter de atracción a los extranjeros para llevar a cabo una serie de proyectos, al llegar al país ellos contaban con un signos elaborados a partir de un contexto de ubicación y de tiempo. Al enfrentar esta problemática se requiere de una adaptación, de un ajuste de los signos para que pueda existir un código y se puedan llevar a cabo los procesos de comunicación.
Como índice de este hecho están las portadas de partituras, publicadas gracias al desarrollo editorial antes mencionado, que contienen una serie de elementos tanto gráficos, ilustrativos como tipográficos cuyo análisis partiendo de la propuesta semiótica se puede abordar de la siguiente manera:
Son signos de una forma de pensamiento, de un estilo en la expresión de un período histórico en el marco de este país. Pero también pueden constituir un sistema de signos en tanto que muestran un conjunto de elementos que se pueden leer, decodificar o interpretar de manera independiente.
Desde la dimensión sintáctica, la muestra de la fascinación por la naturaleza se encuentra tanto en los elementos gráficos – ilustrativos como en la tipografía, guardando semejanza entre ellos o bien generando una relación en su estructura.
Desde la dimensión semántica, cabría hacer un análisis más profundo de los símbolos que presentan los elementos. En la ilustración están presentes de manera constante mujeres vestidas elegantemente, también hace presencia la vegetación, en algunos casos la arquitectura y la intención de paisaje, todos estos elementos están cargados de sentido. Por otra parte la tipografía funciona como un refuerzo a la imagen, se integra a la composición y tiene un tratamiento decorativo, un elemento mas cargado de significado.
Y en la dimensión pragmática se puede asegurar que quienes hacían uso de estos signos eran personas que tenían acceso al conocimiento, a la música, que se encontraban en una posición favorecida.
“Con la utilización de la litografía se alcanzaron varios objetivos: dar auge a la producción editorial de la capital; incursionar en las nuevas corrientes literarias, de las cuales el costumbrismo fue una de las que mejor integró texto e imagen; reforzar visualmente el romanticismo con una técnica de estampación muy a propósito para los temas manejados; satisfacer las necesidades estéticas de determinadas clases del país, medias y altas…”
La Independencia de México le otorgó un valor de atracción para muchos extranjeros que proyectaron en este país grandes logros. Finalmente el desarrollo editorial con la llegada de la litografía contribuyó con la elaboración de una memoria gráfica en la que se plasmaron oficios, costumbres, retratos, paisajes, arqueología, caricatura, elementos que parten de la vida cotidiana y que nos dan muestra de la cultura. Nos muestran los signos que respaldan la construcción de una identidad nacional y nos permiten entender de que manera los signos pueden sufrir numerosas transformaciones a través del tiempo.
Fuentes de investigación.
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